martes, 9 de febrero de 2010

VIDA DE PERROS... VIDAS HUMANAS


Esta de moda... suelo escuchar a menudo comentarios en contra de todas las posturas radicales e intolerantes, escucho hablar mucho de "lo políticamente correcto" y es que es evidente que en este país somos "más papistas que el Papa"...

Personalmente siempre he creído que es necesario e incluso moral, ser radical e intolerante en muchos aspectos de la vida, evidentemente no me refiero al radicalismo político, religioso o racial, me refiero a otro tipo de radicalismo "social y moral"... por ejemplo ser radical e intolerante, con la corrupción, con los violadores, con los asesinos, con los pedofilos, con los maltratadores de genero, etc, etc... y por supuesto con "los maltratadores de los animales"... ¿o acaso se puede ser permisivo con este tipo de comportamientos y de personajes?, podría seguir poniendo ejemplos y la lista seria muy larga.

Yo lo tengo muy claro, me importa un huevo y parte del otro que me "tachen" de radical, creo que lo "políticamente correcto" no es otra cosa que hipocresía, cinismo, falsedad y en muchos casos cobardía... si ser "radical" significa ser "políticamente incorrecto"... me siento muy contento de que me califiquen como tal.

Hace tiempo que en este blog, tenemos puesto un link a un blog "En busca de una segunda oportunidad" a veces me paso un tiempo sin visitarlo, porque la mayoría de las veces cuando lo leo, me pongo de muy mala ostia... y no porque no me parezca bueno el blog, que me parece estupendo, sino porque me desespera leer las noticias referentes al maltrato que muchos energúmenos (por no decir otra cosa) dan a los animales... sospecho que muchos de estos personajes son los mismos hijos de p... que pegan y maltratan a las mujeres.

La noticia esta extraída del Magazine Digital XLSemanal y su autor es Carlos Manuel Sánchez.

Ni que decir tiene, que os recomiendo el blog antes citado, no siempre trae noticias malas, hoy por ejemplo he leído una noticia que quiero compartir con vosotros, vale la pena su lectura.

TURCO, UN PERRO ABANDONADO Y MALTRATADO, SALVA 18 VIDAS EN HAITÍ

"Abandonado por su dueño en Tarifa, este labrador estaba al borde de la muerte cuando fue recogido por unos militares. En unos meses pasó de ser un vagabundo a convertirse en el orgullo de un cuerpo de bomberos. Acaba de regresar de Haití, graduado tras salvar 18 vidas.

`Turco´ es un perro andaluz y su historia comienza, como la película de Dalí y Buñuel, con una navaja bien afilada.

En su caso, el tajo fue en el cuello. Sus dueños le extrajeron así el microchip, una práctica muy habitual entre los propietarios de los 150.000 perros que se abandonan en España cada año, tantos como víctimas humanas en el terremoto de Haití. Sin chip, no hay denuncia. El animal pierde su identidad y, casi siempre, perderá la vida. `Turco´, un labrador jovencito, quizá un regalo de Reyes, vagabundeó no se sabe cuánto tiempo por las afueras de Tarifa, en pleno verano de 2008, y acabó en un campo de maniobras. Lo recogieron unos militares que hacían ejercicios de tiro, muerto de sed, hecho un saco de huesos, lleno de pulgas y parásitos. Y con un pedruscazo en el hocico que todavía supuraba, cortesía de otro `amante´ de los animales. Turco estaba tan traumatizado que olvidó cómo se ladraba, como un niño que enmudece por los malos tratos. Un año después de su odisea, el perro seguía sin poder articular un guau.

Así fue como Turco se cruzó en la vida de Cristina Plaza Jorge, una soldado profesional de 22 años, vallisoletana, destinada en Ceuta. «Me llamaron los compañeros que lo habían rescatado. Sabían que me estaba costando adaptarme, que me sentía sola y le había dicho a todo el mundo que quería un perro. Me mandaron una foto por el móvil. Parecía pequeñito, aunque resultó ser un grandullón. Y estaba flaquísimo. Me enamoré. Crucé el Estrecho en el ferry, me fui a ver al veterinario de Algeciras donde lo habían dejado y me lo llevé a casa.»

`Turco´ se recuperó de sus heridas gracias a los mimos de Cristina. Y recobró la alegría, pues la nobleza nunca la perdió. «Es el perro más juguetón del mundo. Incansable. Lo que más le gusta es correr por la playa. Le puedes tirar un palito cien veces, que cien veces irá a por él y te lo traerá.» Vivieron juntos ocho meses felices. Ganó peso, aunque seguía sin ladrar. Una mañana cayó una tromba de agua: 160 litros por metro cuadrado. Y la casa de alquiler de Cristina, una planta baja, se inundó de tal modo que era inhabitable. «Rezumaba tanta humedad que tuve que volver al cuartel. Como allí no podía tenerlo, lo llevé a casa de mi madre en Castronuevo de Esgueva, un pueblo de Valladolid.» Allí, Turco conoció la nieve. Pero el destino le tenía reservada una nueva sorpresa. El perro rescatado de la muerte por unos soldados de buen corazón iba a tener ocasión de demostrar su generosidad y devolver el favor. Con creces.

El sobrino de una vecina, bombero del grupo de especialistas en rescates de la Junta de Castilla y León, lo vio corretear por el pueblo e intuyó enseguida que aquel chucho alegre, vivísimo, que lo olfateaba todo con la curiosidad de un detective, sin despistarse jamás, tenía madera de héroe. Pidió permiso a Cristina para hacerle una prueba. «Ya tenían a `Dopy´, un golden retriever, pero siempre andan buscando nuevos perros. No es nada fácil encontrar candidatos que superen las pruebas. Yo les dije que de acuerdo. Me costó lo mío, porque lo quiero muchísimo, pero me convenció mi madre.» Su argumento era incontestable y resultaría profético: «Imagínate, Cristina, que algún día `Turco´ salva una vida».

Cristina les puso a los bomberos tres condiciones antes de donarles a `Turco´: que no le cambiasen el nombre, que le dejasen verlo cada vez que fuera a Valladolid y que, si el perro no superaba las pruebas, se lo devolviesen. Y los avisó, además, del gran inconveniente: no ladraba. ¿Cómo se las arreglaría para alertarlos si encontraba un superviviente entre los escombros? A los quince días la llamaron por teléfono. «Tu perro ya ladra y está hecho una máquina. Cuando salimos a correr, se viene con nosotros. Y luego se va a correr con el siguiente turno. Nunca tiene bastante.» Comenzó entonces el durísimo entrenamiento de un rescatador canino en edificios y estructuras colapsadas.


Eugenio, su adiestrador del parque de bomberos de Tordesillas, enseñó a `Turco´ el oficio. Moverse en las mil trampas de un derrumbamiento, adentrarse en la oscuridad por huecos inverosímiles, pues no basta con detectar un olor y ponerse a ladrar, un buen perro de rescate intentará seguir profundizando y encontrar un camino hasta llegar lo más cerca posible de la víctima sepultada. No son perros a los que se entregue la prenda de una persona y les sigan la pista. Distinguen el olor genérico de los humanos y son capaces de diferenciar si se trata de una persona viva o muerta. Y de discriminar entre los olores de las personas enterradas y los de las que están en superficie. Es una gran responsabilidad, porque cuando los perros terminan su trabajo y la zona se declara limpia, empieza el de las máquinas de desescombro. Deben compenetrarse con su binomio humano hasta formar un equipo eficaz. Su premio: una caricia, una golosina, un palito que mordisquear.

Completado su entrenamiento, llegó la prueba de fuego.
`Turco´ y `Dopy´ volaron a Haití con un equipo de siete bomberos de los parques de Valladolid, Tordesillas y Palencia, con Francisco Rivas como jefe de expedición. Y demostraron lo que valen. Fueron nueve días de trabajo tan intensos como atroces, trabajando 16 horas diarias en condiciones inimaginables, entre réplicas del terremoto y actos de pillaje o de mera supervivencia. Participaron en 18 rescates. Cuando hay 150.000 muertos sobre el terreno, hablar de 18 finales felices es como aferrarse a un clavo ardiendo. Hasta los perros se deprimen ante la enormidad de la tragedia. Pero cada vida humana cuenta. Por eso mismo, Francisco Rivas no podrá olvidar nunca a la adolescente que tuvieron que dejar en un edificio cuando apenas faltaba media hora para desenterrarla porque los escoltas de la ONU, temerosos de verse envueltos en un tiroteo cercano, les ordenaron abandonar el salvamento y salir de allí por piernas.

Pero tampoco nadie podrá olvidar el rescate del niño Redjeson Hausteen Claude, de dos años. Un milagro que dio la vuelta al mundo. El pequeño estaba entre los escombros de la vivienda familiar, abrazado a su abuelo muerto. Cuando el bombero Óscar Vega lo sacó en brazos, la familia lo rodeó y empezó a bailar alrededor, entre gritos de alegría. «Cuando lo vi por televisión, me puse a llorar y no podía parar. ¡Ése es mi `Turco´! Es lo más grande que me ha pasado en la vida», recuerda Cristina. Turco ya está de vuelta en España, mordisqueando palitos, su gran afición, jugando con `Dopy´, su compañero de fatigas. Y entrenándose diariamente para seguir salvando vidas como si tal cosa. Carlos Manuel Sánchez"


Que cada uno saque sus conclusiones...
Saludos Políticamente Incorrectos
J.L.Rueda

P.D. Hablando de Haití... ayer leí en el periódico que el gobierno de Rumanía envío tropas para ayudar a los haitianos, pero.... se confundieron y en vez de enviarlas a HAITÍ, las enviaron a TAHITÍ... las tropas cuando llegaron se quedaron flipando... el ministro de defensa rumano se disculpo diciendo que "Haití y Tahití" se parecen mucho...


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy bonita la historia, me alegro por el perro y ojala al primer dueño se le caigan los dientes y las uñas.
Lo de Tahiti, genial ahora los soldados a tomarse unos coteles de esos con humo y bailar con falditas de coco. Manda cojones, ja ja ja,

J.L.Rueda dijo...

La noticia de los soldados rumanos la escuche primero en la radio en un programa de humor y no me la acabe de creer, cuando busque en internet me quede alucinando, ¡¡¡ menudos gobernantes tienen en Rumania !!!, hacen que los nuestros sean buenos, ya se sabe "en el país de los ciegos el tuerto es el Rey".

En cuanto al dueño que abandono al perro, no tengo dudas, habría que pagarlo con su propia moneda y darle también un corte.... pero en los huevos.

Por el bien de la sociedad, estas bestias es mejor que no se reproduzcan, solo son alimañas.

P.D. La segunda parte de la noticia es que todavía están buscando a los soldados por la isla, por lo visto todavía están de fiesta con las Tahitianas, se están poniendo morados y no precisamente de tomar el sol.

J.L.Rueda dijo...

Por cierto, no se que requisitos serán necesarios para ser soldado en Rumania, pero es evidente que para ser político en ese país tres requisitos son ser ignorante, inútil y no tener vergüenza.

Ahora que lo pienso una solución para salir de la crisis seria exportar políticos españoles, muchos de ellos reúnen estos tres requisitos, ¡¡¡ quien sabe !!! lo mismo nos convertimos en una potencia económica.